Into The Wild y la existencia humana

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Christopher McCandless se graduó con honores en historia y antropología en la Universidad de Emory en 1990. Luego de esto, destinó US$ 24.000 a una institución de caridad, rompió sus tarjetas de crédito y, bajo el nuevo nombre de Alexander Supertramp comenzó un viaje hacia Alaska. Viajó por California, Arizona y Dakota del Sur, hasta que por fin llegó a su destino. Allí, tras permanecer poco más de tres meses viviendo en un colectivo abandonado en el bosque, se intoxicó con una hortaliza venenosa y falleció a sus 24 años. Fue encontrado dos semanas después por una pareja de cazadores del lugar. Su historia se convirtió en una obra literaria y, posteriormente, en una película, ambas bajo el nombre de Into The Wild.
Chris había vivido en una típica familia americana conformada por sus padres y su hermana. Su padre había dejado a su exesposa para vivir con su secretaria, quien sería la madre de Chris y su hermana. Su familia estaba moldeada por el afán del éxito y conseguir dinero, sin importar si para ello había que ser hipócrita. Cuando el padre deja a su exesposa para ir a convivir su amante, también lo hace por conveniencia económica y como parte de una estrategia empresarial para ser más exitoso.
Esta manera de criarse, de convivir, se vuelve asquerosa a los ojos de Chris. Ve que sus padres no son nada éticos, que solo les interesa ganar dinero y ser exitosos, y ve en ellos el modelo de la vanidad propia de la sociedad. Concibe a sus padres como una pequeña representación de una sociedad hipócrita, vanidosa y tóxica. Esta realidad lo conmueve y es lo que conforma el principio de su actitud: el escape de su casa.
Comenzar una nueva vida para Chris, representaba más que “comenzar un viaje hacia Alaska”. Representaba el dejar atrás una realidad que creía irreparable. Más aún, comenzar una nueva vida representaba negar la realidad en la que se encontraba y escaparle a cualquier responsabilidad que ésta le diese.
La cuestión central está en la posición que Chris toma frente a su vida real antes de emprender su viaje a Alaska. Su vida, rodeada de hipocresía y falsedad, lo abruma, al punto de pensar que no hay solución posible para esto. No se concibe capaz de transformar la realidad, de cambiarla, de mejorarla. Se cree incapaz, y en esa cobardía es que escapa a su vida. Into The Wild representa la sensibilidad más pura del espíritu humano el cual es lastimado por la sociedad. Si alguien le hubiese dicho a Chris que él era capaz de transformar la realidad, si él se hubiese visto realmente capaz de ir más allá de sus problemas (porque capacidad no le faltaba… ¿quién puede arreglárselas solo para ir a Alaska?), no hubiese escapado.
Él escapó a su realidad. La realidad le pedía que se haga cargo y enfrente los problemas, pero él no quiso. Al contrario, al no poder aceptar la realidad tal cual es y actuar en consecuencia, crea una nueva realidad bajo sus parámetros y, bajo este nuevo punto, nada de lo que suceda puede ser intolerable. Sólo el encuentro con la muerte, momento en el cual escribe que “la felicidad es completa solo cuando es compartida”, le permite encontrar insuficiente todo el aparato de realidad que había creado.
Aclarando este último punto, Chris no se adapta a la realidad. Adapta la realidad a sus deseos, sus emociones y sus expectativas. Deseos, emociones y expectativas que surgen del miedo que le provoca enfrentar la verdadera realidad: la de su vida cotidiana.
Chris no escapa porque quiere admirar la belleza de la naturaleza. Porque cuando encuentra la verdadera belleza, no la quiere compartir. ¿Quién descubre algo hermoso y no lo comparte? Solo aquel al que lo hermoso le parece secundario porque tiene otro objetivo en mente. El objetivo es escapar de la realidad, no descubrir la belleza de la misma. El objetivo es egoísta, no altruista. El objetivo es una consecuencia del verdadero dolor de la realidad, no su aceptación. Alguno me dirá “¡pero Chris acepta el dolor de perder su auto en la tormenta, acepta el dolor de perderse, de no encontrar Alaska, acepta todos los dolores!”. Sí, los acepta. Pero son dolores que están dentro de sus expectativas. Dolores que están dentro de lo esperable, de los deseos de él. El dolor que digo que no acepta es más profundo y más “formador de carácter”: el dolor de lo inesperado, de lo sorpresivo, el dolor de la vida misma.
Vivir sin dolor o sufrimiento es sólo una utopía romántica. Nadie vive sin dolor. No hay dolor que no aparezca en la vida de una persona. Más aún, es a través del sufrimiento, que uno se encuentra a sí mismo. Uno se encuentra a sí mismo cuando elige enfrentar lo inesperado de la realidad y elige trascenderla. Cuando elige ir más allá, hacer algo nuevo y saberse capaz de superar las cosas. Uno no se encuentra en el escape de la realidad. Uno no se ve a sí mismo cuando le da la espalda a la realidad y, para no verla, crea una de acuerdo a sus expectativas.
La verdadera travesía a lo salvaje no era ir a Alaska. El verdadero viaje dentro de lo salvaje hubiese sido trascender la realidad en la cual vivía. Esa realidad que se le mostraba como insuperable. Esa jungla de miedos, desafíos y máscaras a superar.
En definitiva, el verdadero Into the Wild, hubiese sido enfrentar la propia realidad.